La Biblioteca de la UNCo Bariloche fue nombrada como Casa de la Memoria por la Verdad y la Justicia

Este lunes 11 de diciembre, en el marco de las actividades por los 40 Años de Democracia, se nombró a la Biblioteca del Centro Regional Universitario Bariloche (CRUB) de la Universidad Nacional del Comahue como Casa de la Memoria por la Verdad y la Justicia.

En el Hall central del CRUB, del decano, Macelo Alonso, habló a los y las presentes y destacó que “estamos cerrando este año 2023 en donde se conmemoran los 40 años de la recuperación de la democracia en Argentina, lo que no es poco, porque durante mucho tiempo nuestro país vivió de dictadura en dictadura. Es compleja la historia de nuestro país y cuando queremos recuperar la memoria, buscar la verdad e imponer la justicia es porque no queremos que vuelvan a existir esos periodos en los cuales gobernaba gente que nadie había elegido o había sido elegida por muy pocos para imponer modelos económicos para pocos”, además de agregar que “este año cierra de esta manera, ayer asumió el nuevo presidente con un discurso muy duro que promete ajuste. En particular nuestra universidad está preocupada por cómo se va a traducir esta nueva política en esta casa, nuestra casa, que es ampliadora de derechos, que hace que la gente pueda obtener un título, una formación y una mejor vida”.

“La memoria es una forma de preservar el conocimiento y ponerlo a disposición de las generaciones que van a ser el futuro de nuestro país”, afirmó Alonso.

La iniciativa surgió a través de la propuesta de la Red por el Derecho a la Identidad que trabaja junto a las Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de más de 300 nietas y nietos desaparecidos/as con vida que aún no conocen su identidad y origen. La misma invita a todas las bibliotecas a proclamarse “Casas de la Memoria por la Verdad y la Justicia”, para seguir fortaleciendo el rol de las mismas en tanto espacios de cuidado, creación y recreación de la memoria colectiva; espacios de encuentro, diálogo, búsqueda y abrazo; espacios de aprendizaje de modos más participativos e inclusivos para construir democráticamente y espacios de descubrimiento, crecimiento y ampliación de la visión de mundo, de la propia subjetividad y de los modos en que nos vinculamos.

Gabriela Beretta, jefa de la Biblioteca del CRUB, dijo que “las Bibliotecas siempre han cumplido un rol de resguardo del saber y la Memoria colectiva, respetando el pluralismo y el acceso democrático a la información, han resistido, mutado y sobrevivido a lo largo del tiempo”, agregando que “suprimir lo colectivo fue uno de los objetivos que tuvo la dictadura: la cultura, la educación, el arte, en definitiva cualquier manifestación del pensamiento diferente a lo establecido eran una amenaza para los dictadores, quienes no solo se contentaron con la destrucción sistemática de aquellos libros que consideraban peligrosos, sino que además acallaron a quienes desde su profesión de bibliotecarios, luchaban por no ocultar el conocimiento encerrado en las bibliotecas al pueblo. De esta manera, los libros y las y los trabajadores de las bibliotecas fueron “cuerpos” a desaparecer”.

Finalmente, destacó que el nombrar esta biblioteca como Casa de la Memoria se hace “con el convencimiento de que la construcción de un país más justo e igualitario no puede levantarse sobre los cimientos del negacionismo y la destrucción del otre. Porque los espacios de discusión son necesarios cuando el debate y el respeto se imponen”.

Por su parte, Julián Piantieri, presidente del Centro de Estudiantes del CRUB, sostuvo que “gobierne quien gobierne, la lucha por la identidad no va a parar, más allá de cuanto quieran silenciarnos”. Asimismo agregó que “pequeños pasos como es nombrar la Biblioteca Casa de la Memoria o como hablar sobre los libros prohibidos en la dictadura, son muy importantes que se realicen en la Universidad donde tenemos futuro y conformamos comunidad”.

Susana Romaniuk, quien fue docente de la Universidad Nacional del Comahue compartió por pedido de Patricia Toledo, integrante de la Red por la Identidad de los Lagos del Sur que no pudo estar presente, un microrrelato de Liliana Bodoc llamado “Aquella pregunta”. El mismo decía lo siguiente:

¿Cómo es posible que siga amaneciendo?, nos preguntamos cuando no volvieron.En verdad, amanecía como si tal cosa. La gente se alarmaba por sus pequeñas grietas, controlaba que no hubiese agujeros en sus bolsillos, ni ventanas abiertas en sus almas.Pero el tiempo, que de tonto no tiene un sólo pelo, nos enseñó que era al revés; exactamente al revés de nuestro primer llanto. Fue por ellos, por los que no volvieron que siguió amaneciendo. Y amanece.

Libros prohibidos, memorias recuperadas

Al finalizar las palabras, se realizó el descubrimiento de la placa que nombra a este espacio de la Universidad como parte de la Red de Bibliotecas Guardianas de la Memoria por la Verdad y la Justicia. Luego comenzó el taller “Libros prohibidos, memorias recuperadas” sobre literatura infantil y juvenil censurada durante la última dictadura, coordinado por Magalí Mayol y Adriana García Montero, integrantes del proyecto de extensión a la comunidad “Literatura en los márgenes” del IFDC Bariloche.

García Montero, afirmó que “venimos a ofrecer y compartir un taller que se llama Libros prohibidos, Memorias recuperadas, que venimos realizando desde el año 2006, cuando en el marco de las políticas de Educación y Memoria del Gobierno de Nestor Kirchner, empezamos a darnos cuenta de la dimensión de la censura y en nuestro Instituto hemos ido juntando ejemplares de libros y jóvenes que no están al alcance de los chicos, para pensar las censuras entre el 76 y el 83, pero también las censuras pasadas y las censuras que siguen existiendo.