¿Cómo recordar el día de los derechos humanos en un año con COVID?

Como cada 10 de diciembre, la UNCo Bariloche celebra el día en que la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948; documento que proclama los derechos inalienables que corresponden a toda persona como ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole. Esta vez al recordatorio se suman las particularidades de un año de pandemia mundial, sin olvidar que las deudas sociales se han acrecentado por el contexto.

En Argentina también recordamos esta fecha por el restablecimiento de un gobierno democrático en 1983. Ese gobierno, encabezado por Raúl Alfonsín, dispuso investigar los crímenes de lesa humanidad de la dictadura cívico militar iniciada en 1976 creando la CONADEP, ente que produjo un decisivo informe titulado Nunca más. Las tres primeras juntas militares fueron enjuiciadas y algunos de sus miembros condenados. También, bajo su mandato y por presión militar, comenzaron a sancionarse las leyes de impunidad revocadas luego en 2005. 

Nuestro homenaje, a 72 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, supone comprender la relación indispensable entre los derechos humanos de la historia reciente con la defensa de los de hoy. 

En este contexto, las incertidumbres sociales -profundizadas mayormente- se mezclan con viejas soluciones del odio y resurgen discursos de mano dura sobre los más vulnerados. Por ejemplo de ello decimos que bajar la edad de punibilidad de los y las adolescentes no es la solución para lograr mayores niveles de seguridad, ya que incluso empeora la la cuestión en vez de resolverla. Volver punibles a los adolescentes de 14 y 15 años constituye una medida inconstitucional y regresiva en términos de derechos humanos, que culpabiliza a los y las adolescentes de los problemas que deben resolverse con la intervención del Estado social antes que penal. La baja de la edad de punibilidad es disparar a la multitud, ya que busca resolver mediante el encierro y la violencia situaciones de índole social y profundiza el estigma de los jóvenes más empobrecidos. A su vez carga las tintas sobre todo el espectro de la adolescencia vulnerada  con hechos que estadísticamente no tienen real injerencia. Los homicidios cometidos por adolescentes representan menos del 1% de los homicidios nacionales. Sobre ello pueden leerse los seis puntos claves redactados por la Red Argentina No a la Baja.

Hace dos años la celebración del día de los DDHH en la UNCo Bariloche se forjaba en la inauguración del Contador de Nietos y Nietas recuperades. En ese acto multitudinario, con artistas en vivo y la participación de las organizaciones de DDHH de la región, el decano Marcelo Alonso realizaba un análisis de la lucha por los derechos humanos: “A lo largo de los años, hemos reclamado juicio y castigo para los responsables de los asesinatos, robos, torturas y vejaciones. Juicio y castigo para quienes devastaron el país, destruyeron el tejido social, impusieron la represión como forma de control y dejaron, al retirarse, tierra arrasada sobre la que hubo y hay que reconstruir un país. Afortunadamente, esta tierra es también pródiga en imprescindibles, en gente necesaria, en Madres y Abuelas, en gente que no se rindió”.

Como cierre de este homenaje, compartimos los objetivos que las Naciones Unidas proponen como defensa de los Derechos Humanos en este contexto de pandemia:

Los derechos humanos deben ser una prioridad en el mundo después de la pandemia por COVID-19.

La crisis del COVID-19 se ha visto alimentada por el agravamiento de la pobreza, el aumento de las desigualdades, la discriminación estructural y arraigada y otras brechas en la protección de los derechos humanos. Solo las medidas para cerrar estas brechas y promover los derechos humanos pueden garantizar una plena recuperación y la reconstrucción de un mundo mejor, más resiliente, justo y sostenible.

Erradicación de cualquier tipo de discriminación: la crisis del COVID-19 se ha visto alimentada por la discriminación estructural y el racismo. La igualdad y la no discriminación son requisitos básicos para el mundo después del COVID.

Actuación frente a las desigualdades: para recuperarnos de la crisis, también debemos afrontar la pandemia de la desigualdad. Para ello, necesitamos fomentar y proteger los derechos económicos, sociales y culturales. Necesitamos un nuevo compromiso social para una nueva era.

Impulsar la participación y solidaridad: todos estamos juntos en esto. Desde las personas hasta los gobiernos, desde la sociedad civil y las comunidades de base hasta el sector privado, todo el mundo tiene una función que desempeñar en la construcción de un mundo después de la pandemia de COVID que sea mejor para las generaciones presentes y futuras. Tenemos que asegurarnos de que las voces de los más afectados y vulnerables informen de las actividades de recuperación.

Impulsar el desarrollo sostenible: necesitamos el desarrollo sostenible para las personas y para el planeta. Los derechos humanos, la Agenda 2030 y el Acuerdo de París son los pilares de una recuperación que no deja a nadie atrás.