Por: Carolina Biscayart
Vicedecana CRUB – UNCo Bariloche
Nuevamente un 8 de marzo. Cuando un día se diferencia en el almanaque no es motivo necesario de celebración. En la mayoría de los casos es un primer paso a la visibilización, a la integración necesaria de partes y componentes de la humanidad, que precisa y precisó de un gran recorrido del que da cuenta la historia.
El 8 de marzo de 1908, un suceso transcendental marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo entero: 129 mujeres murieron en un incendio en la fábrica Cotton, de Nueva York, Estados Unidos, luego de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo. El motivo se debía a la búsqueda de una reducción de jornada laboral a 10 horas, un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades y las malas condiciones de trabajo que padecían. Se les ordenó desistieran y se cerró el edificio. El resultado fue la muerte de las obreras que se encontraban en el interior de la fábrica. Ese mismo año, el 3 de mayo, se realizó un acto por el día de la mujer en Chicago, preámbulo para que el 28 de febrero de 1909, en Nueva York, se conmemore por primera vez el “Día Nacional de la Mujer”. Un año después, en 1910, se desarrolló la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en la capital danesa, Copenhague. El tema central fue el sufragio universal para todas las mujeres, y por moción Clara Zetkin, líder del “levantamiento de las 20.000”, se proclamó oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, en homenaje a las mujeres caídas en la huelga de 1908.
Muy lejos de este contenido están los mensajes vaciados del significado de la verdadera sustancia que implica este recordatorio: el componente vital de lucha, este grito de mujeres trabajadoras que se animaron a pelear contra la explotación del patrón y del patriarcado. No podemos ni debemos reforzar la banalización que fomentan los medios de comunicación masiva. No podemos ni debemos dejar de cuestionar cierto reduccionismo, por más bien intencionado que sea, que se traduce en el envío de mensajes que desean “feliz día de la mujer” o que estimulan un nuevo encasillamiento estereotipado de las mujeres como agasajadas consumistas.
Vaya nuestro reconocimiento a la lucha de las mujeres trabajadoras que nos precedieron: de las protagonistas de las luchas por la independencia, de las sufragistas, de las feministas y mujeres de la política argentina que marcaron un camino de activismo y emancipación desde los albores de la República, de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, con su fuerza y su lucha constante por la memoria, la verdad y la justicia; de las mujeres que pusieron todo para enfrentar al neoliberalismo: las luchadoras sociales, las dirigentes barriales y las mujeres de la política que día a día renuevan el entusiasmo de esta hermosa herramienta para la transformación. Nos enorgullecen los derechos ganados a nivel nacional, muchos logros de vanguardia para nuestra región latinoamericana. Logros en materia de educación para las niñas, trabajo femenino remunerado, voto femenino, ley de cupos, participación en política militante, divorcio vincular y patria potestad compartida, primeras leyes contra la violencia familiar y su prevención, contra la violencia de género como lo es por ejemplo la ley Micaela, la ley de interrupción voluntaria del embarazo, entre otras conquistas. Vaya nuestro reconocimiento a nuestras ancestras por transitar la vida en desigualdad y poner semillas en los canteros de la lucha, el acompañamiento y la verdad, y también vaya nuestro reconocimiento a las niñas y jóvenes que visibilizaron en acciones ese grito milenario y se pusieron al hombro esta lucha que enseña a sus mayores y allana el camino de las por venir.
En el contexto actual sigue siendo necesario, hoy más que nunca, articular y generar políticas públicas sostenidas por la sociedad en su conjunto, para generar igualdad en ámbitos laborales, cambios urgentes de paradigma en los espacios y formas de comunicación oral y escrita, en el sistema educativo, en los mensajes publicitarios y propagandísticos asociados al mercado, etc. Es imperioso que tanto el sistema judicial como la ciudadanía, hagan cumplir protocolos y leyes siendo veedores de esto, y de la toma de conciencia que construya gestión efectiva en apoyo y justicia hacia todas las mujeres que están en situaciones de desamparo solas y/o a cargo de menores, promoviendo soluciones laborales flexibles; y priorizando servicios para prevenir y abordar la violencia de género contra mujeres y niñas en el ámbito público y privado. No bastan las leyes ni los discursos; la omisión, la desidia y la complicidad de un colectivo permite que bajo cierta cáscara de conciencia, se sigan reproduciendo la sociedad patriarcal, que entre otras cosas, día a día mata mujeres en la más absoluta impunidad y a cualquier hora, más allá de los innumerables pedidos de auxilio. Las muertes y los abusos de mujeres y niñas siguen ocurriendo hoy en la Argentina y en el mudo, por lo que, lejos de relajar, la lucha sigue.
Las mujeres y disidencias buscan y merecen un futuro igualitario sin estigma, estereotipos ni violencia; un futuro con igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas. A fin de lograr este objetivo, el mundo necesita mujeres en todas las mesas en las que se tomen decisiones y en los distintos lugares de trabajo.
Si algo celebramos son a la miles de mujeres de todas las épocas que en su lucha pusieron su vida y su creatividad al servicio de un mundo mejor y más justo, en las ciencias, las artes, el trabajo, el ocio, la ayuda comunitaria, la educación, la salud, la justicia, la concientización social, el sostén y los límites en los ámbitos familiares y privados, y tanto más, para avanzar en este camino largo pero decidido.
Este Día Internacional de la Mujer sintámonos convocades a la reflexión, al esfuerzo constructivo y sumamente revolucionario de trabajar por la creación de vínculos de paridad con organización y protagonismo de las mujeres, que creemos es el camino para construir una sociedad con igualdad en todos los ámbitos de la vida y para avanzar en una utopía necesaria: la erradicación de cualquier tipo de violencia contra las mujeres.
Que este lunes 8 de marzo sea un nuevo día de lucha a la luz del almanaque y del pueblo, para generar conciencia y propósito colectivo.
Para ilustrar con arte este día están invitades a ver y a escuchar. Música, imagen y narración de poesía patagónica del ciclo: “Poemas de mujeres que ven montañas” a cargo de Anahí Rayen Mariluan.